Textos a leer para LEOYE 2:
- De Crónicas marcianas, libro de cuentos de Ray Bradbury:
*El marciano
*Ylla
*Tercera expedición
- Batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco
- Deshoras, de Julio Cortázar
Blog de materiales de apoyo para la materia LEOYE, dirigido especialmente a los alumnos del CBTIS 11; aunque me gusta pensar que puede resultar útil a otros jóvenes que están estudiando la materia en otros planteles y subsistemas.
lunes, 10 de diciembre de 2018
martes, 4 de diciembre de 2018
martes, 20 de noviembre de 2018
Cambio de poema. Este mejor, no el anterior.
Romance sonámbulo.
A Gloria Giner y Fernando de los Ríos
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿ No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡Dejadme subir!, dejadme
hasta las altas barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe,
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿ No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡Dejadme subir!, dejadme
hasta las altas barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe,
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
domingo, 18 de noviembre de 2018
La casada infiel
Autor: Federico García Lorca
A Lydia Cabrera y a su negrita
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quién soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quién soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
miércoles, 14 de noviembre de 2018
viernes, 19 de octubre de 2018
II PARTE DEL DISCURSO DE CHIMAMANDA ADICHIE
Es fácil para nosotros decir: "Pero las mujeres pueden simplemente decir no a todo esto". Pero la realidad es más difícil y más compleja. Todos somos seres sociales. Interiorizamos ideas de nuestra socialización. Incluso el lenguaje que usamos al hablar sobre el matrimonio y las relaciones ilustra esto. El lenguaje del matrimonio es a menudo el lenguaje de la propiedad en lugar del lenguaje de la asociación. Usamos la palabra "respeto" en el sentido de algo que una mujer muestra a un hombre pero a menudo no es algo que un hombre muestra a una mujer.
Tanto hombres como mujeres en Nigeria dirán, es una expresión que me divierte mucho: "Lo hice por la paz de mi matrimonio". Pero cuando los hombres lo dicen, es, por lo general, algo que no están obligados de hacer de todos modos.
A veces dicen a sus amigos que es algo que decir a sus amigos en una especie exasperada de cariño, algo que en última instancia demuestra lo masculinos que son, lo necesarios y amados que son. "Mi mujer dijo que no puedo ir al club todas las noches, así que por la paz de mi matrimonio, lo hago los fines de semana".
Cuando una mujer dice: "Lo hice por la paz de mi matrimonio" está generalmente hablando de renunciar a un puesto de trabajo, un sueño, una carrera. Enseñamos a las mujeres que en las relaciones, el compromiso lo hacen las mujeres. Educamos a las niñas a verse entre ellas como competidoras, no para puestos de trabajo o sus logros, que creo que puede ser algo bueno, sino para cuidar a los hombres. Enseñamos a las niñas que no pueden ser seres sexuales como son los niños. Si tenemos hijos, no nos importa conocer a las novias de nuestros hijos. Pero ¿y los novios de nuestras hijas? Dios no lo quiera.
Pero, por supuesto, cuando sea el momento adecuado, esperamos que esas chicas traigan al hombre perfecto para ser su marido. Controlamos a las chicas, alabamos chicas por su la virginidad, pero no alabamos a los chicos por su virginidad, y siempre me pregunto cómo exactamente esto se supone que funciona porque...
Es decir, la pérdida de la virginidad es, por lo general, un proceso que implica...
Recientemente, una mujer joven fue violada en una universidad en Nigeria, creo que algunos de nosotros sabemos eso. Y la respuesta de muchos jóvenes nigerianos, tanto hombres como mujeres, era algo por el estilo: "Sí, la violación está mal. Pero ¿qué hace una muchacha en una habitación con cuatro chicos?" Ahora bien, si podemos olvidar la inhumanidad terrible de esa respuesta, a estos nigerianos los educaron para pensar que las mujeres son inherentemente culpables, y que fueron educadas a esperar muy poco de los hombres pues la idea de los hombres como seres salvajes sin ningún control está de alguna manera aceptada. Enseñamos a las niñas vergüenza. "Cierra las piernas". "Tápate". Les hacemos sentir que por haber nacido mujer ya son culpables de algo. Y así, las niñas crecen para ser mujeres que no pueden ver que tienen deseos. Se convierten en mujeres que se autosilencian. Se convierten en mujeres que no pueden decir lo que realmente piensan, y se hacen mayores. Y esto es lo peor que hacemos a las niñas, que crecen y se convierten en mujeres cuya pretensión es ser un objeto de arte.
Conozco a una mujer que odia el trabajo doméstico, ella simplemente lo odia, pero finge que le gusta, porque ha sido educada para ser una buena esposa". Ella tiene que ser, usando esa palabra de Nigeria, muy "hogareña". Y luego se casó, y después de un tiempo la familia de su marido comenzó a quejarse de que ella había cambiado.
En realidad, ella no había cambiado, simplemente se cansó de fingir.
El problema con el género, es que prescribe cómo debemos ser en vez de reconocer cómo somos.
Ahora imaginen cuánto más felices seríamos, cuánto más libres para nuestro verdadero ser individual, si no tuviéramos el peso de las expectativas de género. Los niños y niñas son sin duda diferentes biológicamente, pero la socialización exagera las diferencias y entonces se vuelve una profesía autocumplida. Tomemos el cocinar, por ejemplo. Hoy las mujeres, en general, son más propensas que los hombres a hacer tareas domésticas, como cocinar y limpiar. Pero ¿por qué? ¿Es porque las mujeres nacen con un gen de la cocina?
¿O porque durante años han sido socializadas para ver la cocina como su papel? En realidad, iba a decir que tal vez las mujeres nacen con un gen de cocina, pero recuerdo que la mayoría de los cocineros famosos del mundo, a quienes damos el título estupendo de "chefs" son hombres.
Solía mirar con devoción a mi abuela que era una mujer brillante, brillante, y me pregunto cómo habría sido ella, si hubiese tenido las mismas oportunidades que los hombres cuando era pequeña.
Hoy hay muchas más oportunidades para las mujeres que las existentes en la época de mi abuela debido a cambios en la política y en la ley, todos ellos muy importantes. Pero lo que más importa aún es nuestra actitud, nuestra forma de pensar, lo que creemos y lo que valoramos sobre el género. ¿Qué pasa si al educar a los hijos nos centramos en la capacidad en lugar del género? ¿Qué pasaría si al educar a los niños nos centráramos en intereses en lugar de género?
Conozco a una familia con un hijo y una hija, ambos brillantes en la escuela, son maravillosos, niños encantadores. Cuando el niño tiene hambre, los padres dicen a la niña: "Ve y cocina fideos para su hermano".
Ahora, a la hija particularmente no les gusta cocinar fideos, pero ella es una chica y por eso tiene que hacerlo. Ahora, ¿qué pasaría si los padres, desde el principio, enseñaran tanto al niño como a la niña a cocinar fideos? Cocinar, por cierto, es una habilidad muy útil para los niños. Nunca he pensado que tenía sentido dejar una cosa tan crucial, como la capacidad de alimentarse en manos de otros.
Conozco a una mujer con el mismo grado y el mismo trabajo que su marido. Cuando vuelven del trabajo, ella hace la mayor parte de las tareas del hogar, lo que creo que aplica a muchos matrimonios. Pero lo que me llama la atención de ellos es que cada vez que su marido cambiaba el pañal del bebé, ella le decía "gracias". Ahora bien, ¿y si ella viera esto como algo perfectamente normal y natural que, de hecho, se encargue del cuidado de su hijo?
Estoy tratando de olvidar muchas de las lecciones de género que he interiorizado durante mi infancia. Pero todavía me siento muy vulnerable frente a las expectativas de género. La primera vez que impartí una clase de escritura en la universidad, estaba preocupada. No estaba preocupada por la materia a impartir, porque yo estaba bien preparada, e iba a enseñar lo que me gustaba enseñar. En su lugar, estaba preocupada en cómo vestirme. Quería que me tomaran en serio. Yo sabía que por ser mujer, tendría automáticamente que demostrar mi valía. Y estaba preocupada por si tenía una apariencia demasiado femenina, de no ser tomada en serio. Realmente quería usar mi carmín de labios brillante y mi falda femenina, pero decidí no hacerlo. En su lugar, me puse algo muy serio, un traje muy masculino y muy feo.
Pues la triste verdad es que, cuando se trata de apariencia partimos de los hombres como el estándar, como la norma. Si un hombre se prepara para una reunión de negocios, no se preocupa por tener un aspecto demasiado masculino y por lo tanto no se da por sentado. Si una mujer se prepara para la reunión de negocios, tiene que preocuparse por si tiene un aspecto demasiado femenino lo que significa si será o no tomada en serio.
Ojalá no me hubiese puesto ese traje tan feo ese día. De hecho, lo he desterrado de mi armario, por cierto. De haber tenido entonces la confianza que tengo ahora de ser yo misma, mis estudiantes se habrían beneficiado aún más de mi enseñanza, porque habría estado más cómoda y más plena y auténtica. He optado por no disculparme más por tener sexo femenino y por mi feminidad.
Y quiero ser respetada en toda mi feminidad porque me lo merezco. El género no es un tema de conversación fácil. Para ambos, tanto para hombres como para mujeres, cuando aparece el tema de género significa resistencia casi inmediata. Me puedo imaginar que algunas personas aquí, en realidad, piensan: "Las mujeres también lo hacen". Algunos de los hombres aquí podrían estar pensando: "Está bien, todo esto es interesante, pero yo no pienso así". Y eso es parte del problema.
Que muchos hombres no piensen de forma activa sobre el género o que no perciban que el tema del género es parte del problema de género. Como que muchos hombres digan, como mi amigo Louis, que todo está bien ahora. Y que muchos hombres no hagan nada para cambiarlo. Si Ud. es un hombre y entra en un restaurante con una mujer y el camarero solo le saluda a Ud., se le ocurre preguntar al camarero: "¿Por qué no la has saludado a ella?" Puede ser por su género.
Podríamos hacer una versión larga de esta charla. Así, porque el género puede ser una conversación muy incómoda, hay maneras muy fáciles de cerrarla, de cerrar la conversación. Así, algunas personas abrirán el tema por la biología evolutiva y los simios, cómo, ya saben, las monas hembras se inclinan por los simios machos y ese tipo de cosas. Pero el punto es que no somos simios.
Los simios también viven en los árboles y comen lombrices para el desayuno, y nosotros no lo hacemos. Algunos dirán: "Bueno, pobres hombres, ellos tampoco lo tienen fácil". Y esto es cierto. Pero de eso no...
Pero de eso no trata esta conversación. El género y la clase son diferentes formas de opresión. En realidad, he aprendido mucho sobre los sistemas de opresión y cómo se puede ser ciego ante ellos al hablar con hombres de raza negra.
Una vez estaba hablando con un hombre negro sobre el género y él me dijo: "¿Por qué tienes que decir 'mi experiencia como mujer'? ¿Por qué no puede ser 'tu experiencia como ser humano'?" Ahora bien, este era el mismo hombre que a menudo hablaba de su experiencia como hombre negro.
Las cuestiones de género importan. Los hombres y las mujeres experimentan el mundo de manera diferente. El género tiñe la manera de experimentar el mundo. Pero podemos cambiar eso.
Algunas personas dirán: "Pero las mujeres, en realidad, tienen el poder, el poder desde abajo". Y para los no nigerianos, el poder desde abajo es una expresión que supongo significa algo así como una mujer que usa su sexualidad para obtener favores de los hombres. Pero el poder desde abajo no es poder en absoluto. El poder desde abajo significa que una mujer simplemente tiene buena mano para aprovecharse, de vez en cuando, del poder de otra persona. Y luego, por supuesto, tenemos que preguntarnos qué sucede cuando alguien está de mal humor, enfermo, o es impotente.
Algunos dicen que la subordinación de la mujer al hombre es nuestra cultura. Pero la cultura está cambiando constantemente. Tengo hermosas sobrinas gemelas de 15 años que viven en Lagos. De haber nacido hace 100 años, habrían sido usurpadas de la familia y matado. Porque en nuestra cultura se solía matar a los gemelos.
Entonces, ¿cuál es el punto de la cultura? Quiero decir, está lo folclórico, el baile... pero, en realidad, la cultura trata de la preservación y continuidad de un pueblo. En mi familia, soy la que que está más interesada en la historia de lo que somos, en nuestras tradiciones, en el conocimiento sobre las tierras ancestrales. Mis hermanos no están tan interesados como yo. Pero no puedo participar. No puedo ir a las reuniones, no puedo expresar una opinión porque soy mujer. La cultura no hace a la gente, la gente hace la cultura. Así que esto es de hecho cierto...
Si esto es de hecho cierto, es que la entera humanidad de las mujeres no es nuestra cultura, por eso tenemos que hacerla nuestra cultura.
Pienso muy a menudo en mi querido amigo Okoloma Maduewesi. Que él y todos los demás que murieron en el accidente de Sosoliso sigan descansando en paz. Siempre será recordado por aquellos que lo amábamos. Y tenía razón ese día, hace muchos años cuando me llamó feminista.
Soy feminista. Y cuando busqué la palabra en el diccionario aquel día, rezaba lo siguiente: "Feminista: una persona que cree en la vida social, política y la igualdad económica de los sexos". Mi bisabuela, a partir de las historias que he oído, era feminista. Ella se escapó de la casa del hombre con el que no quería casarse y terminó por casarse con el hombre de su elección. Ella se negó, ella protestó, ella tomó la palabra cuando sintió que la privaban de acceso, de tierra, ese tipo de cosas.
Mi bisabuela no sabía qué era la palabra "feminista" pero eso no quiere decir que no lo fuera. Muchos de nosotros debemos recuperar esa palabra. Mi propia definición de feminista es: "Feminista es un hombre o una mujer que dice...
Feminista es un hombre o una mujer que dice: "Sí, hay un problema con el género tal como existe hoy, y hay que solucionarlo. Tenemos que hacerlo mejor". El mejor feminista que conozco es mi hermano Kene. Él es también un tipo guapo, hombre encantador y es muy masculino.
Gracias.
Tanto hombres como mujeres en Nigeria dirán, es una expresión que me divierte mucho: "Lo hice por la paz de mi matrimonio". Pero cuando los hombres lo dicen, es, por lo general, algo que no están obligados de hacer de todos modos.
A veces dicen a sus amigos que es algo que decir a sus amigos en una especie exasperada de cariño, algo que en última instancia demuestra lo masculinos que son, lo necesarios y amados que son. "Mi mujer dijo que no puedo ir al club todas las noches, así que por la paz de mi matrimonio, lo hago los fines de semana".
Cuando una mujer dice: "Lo hice por la paz de mi matrimonio" está generalmente hablando de renunciar a un puesto de trabajo, un sueño, una carrera. Enseñamos a las mujeres que en las relaciones, el compromiso lo hacen las mujeres. Educamos a las niñas a verse entre ellas como competidoras, no para puestos de trabajo o sus logros, que creo que puede ser algo bueno, sino para cuidar a los hombres. Enseñamos a las niñas que no pueden ser seres sexuales como son los niños. Si tenemos hijos, no nos importa conocer a las novias de nuestros hijos. Pero ¿y los novios de nuestras hijas? Dios no lo quiera.
Pero, por supuesto, cuando sea el momento adecuado, esperamos que esas chicas traigan al hombre perfecto para ser su marido. Controlamos a las chicas, alabamos chicas por su la virginidad, pero no alabamos a los chicos por su virginidad, y siempre me pregunto cómo exactamente esto se supone que funciona porque...
Es decir, la pérdida de la virginidad es, por lo general, un proceso que implica...
Recientemente, una mujer joven fue violada en una universidad en Nigeria, creo que algunos de nosotros sabemos eso. Y la respuesta de muchos jóvenes nigerianos, tanto hombres como mujeres, era algo por el estilo: "Sí, la violación está mal. Pero ¿qué hace una muchacha en una habitación con cuatro chicos?" Ahora bien, si podemos olvidar la inhumanidad terrible de esa respuesta, a estos nigerianos los educaron para pensar que las mujeres son inherentemente culpables, y que fueron educadas a esperar muy poco de los hombres pues la idea de los hombres como seres salvajes sin ningún control está de alguna manera aceptada. Enseñamos a las niñas vergüenza. "Cierra las piernas". "Tápate". Les hacemos sentir que por haber nacido mujer ya son culpables de algo. Y así, las niñas crecen para ser mujeres que no pueden ver que tienen deseos. Se convierten en mujeres que se autosilencian. Se convierten en mujeres que no pueden decir lo que realmente piensan, y se hacen mayores. Y esto es lo peor que hacemos a las niñas, que crecen y se convierten en mujeres cuya pretensión es ser un objeto de arte.
Conozco a una mujer que odia el trabajo doméstico, ella simplemente lo odia, pero finge que le gusta, porque ha sido educada para ser una buena esposa". Ella tiene que ser, usando esa palabra de Nigeria, muy "hogareña". Y luego se casó, y después de un tiempo la familia de su marido comenzó a quejarse de que ella había cambiado.
En realidad, ella no había cambiado, simplemente se cansó de fingir.
El problema con el género, es que prescribe cómo debemos ser en vez de reconocer cómo somos.
Ahora imaginen cuánto más felices seríamos, cuánto más libres para nuestro verdadero ser individual, si no tuviéramos el peso de las expectativas de género. Los niños y niñas son sin duda diferentes biológicamente, pero la socialización exagera las diferencias y entonces se vuelve una profesía autocumplida. Tomemos el cocinar, por ejemplo. Hoy las mujeres, en general, son más propensas que los hombres a hacer tareas domésticas, como cocinar y limpiar. Pero ¿por qué? ¿Es porque las mujeres nacen con un gen de la cocina?
¿O porque durante años han sido socializadas para ver la cocina como su papel? En realidad, iba a decir que tal vez las mujeres nacen con un gen de cocina, pero recuerdo que la mayoría de los cocineros famosos del mundo, a quienes damos el título estupendo de "chefs" son hombres.
Solía mirar con devoción a mi abuela que era una mujer brillante, brillante, y me pregunto cómo habría sido ella, si hubiese tenido las mismas oportunidades que los hombres cuando era pequeña.
Hoy hay muchas más oportunidades para las mujeres que las existentes en la época de mi abuela debido a cambios en la política y en la ley, todos ellos muy importantes. Pero lo que más importa aún es nuestra actitud, nuestra forma de pensar, lo que creemos y lo que valoramos sobre el género. ¿Qué pasa si al educar a los hijos nos centramos en la capacidad en lugar del género? ¿Qué pasaría si al educar a los niños nos centráramos en intereses en lugar de género?
Conozco a una familia con un hijo y una hija, ambos brillantes en la escuela, son maravillosos, niños encantadores. Cuando el niño tiene hambre, los padres dicen a la niña: "Ve y cocina fideos para su hermano".
Ahora, a la hija particularmente no les gusta cocinar fideos, pero ella es una chica y por eso tiene que hacerlo. Ahora, ¿qué pasaría si los padres, desde el principio, enseñaran tanto al niño como a la niña a cocinar fideos? Cocinar, por cierto, es una habilidad muy útil para los niños. Nunca he pensado que tenía sentido dejar una cosa tan crucial, como la capacidad de alimentarse en manos de otros.
Conozco a una mujer con el mismo grado y el mismo trabajo que su marido. Cuando vuelven del trabajo, ella hace la mayor parte de las tareas del hogar, lo que creo que aplica a muchos matrimonios. Pero lo que me llama la atención de ellos es que cada vez que su marido cambiaba el pañal del bebé, ella le decía "gracias". Ahora bien, ¿y si ella viera esto como algo perfectamente normal y natural que, de hecho, se encargue del cuidado de su hijo?
Estoy tratando de olvidar muchas de las lecciones de género que he interiorizado durante mi infancia. Pero todavía me siento muy vulnerable frente a las expectativas de género. La primera vez que impartí una clase de escritura en la universidad, estaba preocupada. No estaba preocupada por la materia a impartir, porque yo estaba bien preparada, e iba a enseñar lo que me gustaba enseñar. En su lugar, estaba preocupada en cómo vestirme. Quería que me tomaran en serio. Yo sabía que por ser mujer, tendría automáticamente que demostrar mi valía. Y estaba preocupada por si tenía una apariencia demasiado femenina, de no ser tomada en serio. Realmente quería usar mi carmín de labios brillante y mi falda femenina, pero decidí no hacerlo. En su lugar, me puse algo muy serio, un traje muy masculino y muy feo.
Pues la triste verdad es que, cuando se trata de apariencia partimos de los hombres como el estándar, como la norma. Si un hombre se prepara para una reunión de negocios, no se preocupa por tener un aspecto demasiado masculino y por lo tanto no se da por sentado. Si una mujer se prepara para la reunión de negocios, tiene que preocuparse por si tiene un aspecto demasiado femenino lo que significa si será o no tomada en serio.
Ojalá no me hubiese puesto ese traje tan feo ese día. De hecho, lo he desterrado de mi armario, por cierto. De haber tenido entonces la confianza que tengo ahora de ser yo misma, mis estudiantes se habrían beneficiado aún más de mi enseñanza, porque habría estado más cómoda y más plena y auténtica. He optado por no disculparme más por tener sexo femenino y por mi feminidad.
Y quiero ser respetada en toda mi feminidad porque me lo merezco. El género no es un tema de conversación fácil. Para ambos, tanto para hombres como para mujeres, cuando aparece el tema de género significa resistencia casi inmediata. Me puedo imaginar que algunas personas aquí, en realidad, piensan: "Las mujeres también lo hacen". Algunos de los hombres aquí podrían estar pensando: "Está bien, todo esto es interesante, pero yo no pienso así". Y eso es parte del problema.
Que muchos hombres no piensen de forma activa sobre el género o que no perciban que el tema del género es parte del problema de género. Como que muchos hombres digan, como mi amigo Louis, que todo está bien ahora. Y que muchos hombres no hagan nada para cambiarlo. Si Ud. es un hombre y entra en un restaurante con una mujer y el camarero solo le saluda a Ud., se le ocurre preguntar al camarero: "¿Por qué no la has saludado a ella?" Puede ser por su género.
Podríamos hacer una versión larga de esta charla. Así, porque el género puede ser una conversación muy incómoda, hay maneras muy fáciles de cerrarla, de cerrar la conversación. Así, algunas personas abrirán el tema por la biología evolutiva y los simios, cómo, ya saben, las monas hembras se inclinan por los simios machos y ese tipo de cosas. Pero el punto es que no somos simios.
Los simios también viven en los árboles y comen lombrices para el desayuno, y nosotros no lo hacemos. Algunos dirán: "Bueno, pobres hombres, ellos tampoco lo tienen fácil". Y esto es cierto. Pero de eso no...
Pero de eso no trata esta conversación. El género y la clase son diferentes formas de opresión. En realidad, he aprendido mucho sobre los sistemas de opresión y cómo se puede ser ciego ante ellos al hablar con hombres de raza negra.
Una vez estaba hablando con un hombre negro sobre el género y él me dijo: "¿Por qué tienes que decir 'mi experiencia como mujer'? ¿Por qué no puede ser 'tu experiencia como ser humano'?" Ahora bien, este era el mismo hombre que a menudo hablaba de su experiencia como hombre negro.
Las cuestiones de género importan. Los hombres y las mujeres experimentan el mundo de manera diferente. El género tiñe la manera de experimentar el mundo. Pero podemos cambiar eso.
Algunas personas dirán: "Pero las mujeres, en realidad, tienen el poder, el poder desde abajo". Y para los no nigerianos, el poder desde abajo es una expresión que supongo significa algo así como una mujer que usa su sexualidad para obtener favores de los hombres. Pero el poder desde abajo no es poder en absoluto. El poder desde abajo significa que una mujer simplemente tiene buena mano para aprovecharse, de vez en cuando, del poder de otra persona. Y luego, por supuesto, tenemos que preguntarnos qué sucede cuando alguien está de mal humor, enfermo, o es impotente.
Algunos dicen que la subordinación de la mujer al hombre es nuestra cultura. Pero la cultura está cambiando constantemente. Tengo hermosas sobrinas gemelas de 15 años que viven en Lagos. De haber nacido hace 100 años, habrían sido usurpadas de la familia y matado. Porque en nuestra cultura se solía matar a los gemelos.
Entonces, ¿cuál es el punto de la cultura? Quiero decir, está lo folclórico, el baile... pero, en realidad, la cultura trata de la preservación y continuidad de un pueblo. En mi familia, soy la que que está más interesada en la historia de lo que somos, en nuestras tradiciones, en el conocimiento sobre las tierras ancestrales. Mis hermanos no están tan interesados como yo. Pero no puedo participar. No puedo ir a las reuniones, no puedo expresar una opinión porque soy mujer. La cultura no hace a la gente, la gente hace la cultura. Así que esto es de hecho cierto...
Si esto es de hecho cierto, es que la entera humanidad de las mujeres no es nuestra cultura, por eso tenemos que hacerla nuestra cultura.
Pienso muy a menudo en mi querido amigo Okoloma Maduewesi. Que él y todos los demás que murieron en el accidente de Sosoliso sigan descansando en paz. Siempre será recordado por aquellos que lo amábamos. Y tenía razón ese día, hace muchos años cuando me llamó feminista.
Soy feminista. Y cuando busqué la palabra en el diccionario aquel día, rezaba lo siguiente: "Feminista: una persona que cree en la vida social, política y la igualdad económica de los sexos". Mi bisabuela, a partir de las historias que he oído, era feminista. Ella se escapó de la casa del hombre con el que no quería casarse y terminó por casarse con el hombre de su elección. Ella se negó, ella protestó, ella tomó la palabra cuando sintió que la privaban de acceso, de tierra, ese tipo de cosas.
Mi bisabuela no sabía qué era la palabra "feminista" pero eso no quiere decir que no lo fuera. Muchos de nosotros debemos recuperar esa palabra. Mi propia definición de feminista es: "Feminista es un hombre o una mujer que dice...
Feminista es un hombre o una mujer que dice: "Sí, hay un problema con el género tal como existe hoy, y hay que solucionarlo. Tenemos que hacerlo mejor". El mejor feminista que conozco es mi hermano Kene. Él es también un tipo guapo, hombre encantador y es muy masculino.
Gracias.
lunes, 15 de octubre de 2018
Primera parte de la conferencia “¿Por qué todos deberíamos ser feministas?” De la escritora Chimamanda Adichie
NOTA: pueden llevarlo impreso o grabado en su celular, pero LLÉVENLO A CLASE. Aquí la liga al video, por si quieren conocer a la autora.
Me gustaría empezar hablándoles de uno de mis grandes amigos, Okoloma Maduewesi. Okoloma, vivía en mi calle y cuidaba de mí como un hermano mayor. Si me gustaba un chico, me gustaba pedir la opinión a Okoloma. Okoloma murió en el conocido accidente aéreo de Sosoliso en Nigeria en diciembre de 2005. Hace casi exactamente siete años. Okoloma era una persona con la que podía discutir, reír y verdaderamente hablar. También fue la primera persona que me llamó feminista.
Yo tenía unos 14 años, estábamos en su casa discutiendo. Ambos inspirados por los libros que habíamos leído. No recuerdo sobre qué era la discusión en particular, pero recuerdo que discutía y discutía, Okoloma me miró y dijo: "Tú eres una feminista". No era un cumplido.
Me di cuenta por su tono, el mismo tono que usaba para decir: "Eres un defensor del terrorismo".
No sabía exactamente, qué significaba "feminista", y no quería que Okoloma supiera que yo no lo sabía. Así que le eché a un lado, y continué discutiendo. Y lo primero que quería hacer al llegar a casa era a buscar la palabra "feminista" en el diccionario.
Ahora dando un salto rápido, algunos años más tarde, escribí una novela sobre un hombre que entre otras cosas golpea a su esposa y cuya historia no termina muy bien. Mientras yo promocionaba la novela en Nigeria, un periodista agradable, un hombre bien intencionado, me dijo que quería darme un consejo. Y para los nigerianos presentes, estoy segura de que todos estamos familiarizados con lo rápida que es nuestra gente dando consejos no solicitados. Me dijo que la gente decía que mi novela era feminista y su consejo para mí, y sacudía la cabeza con tristeza mientras hablaba, era que nunca debería decir que soy feminista porque las feministas son mujeres descontentas porque no pueden encontrar marido.
Así que decidí autodenominarme "feminista feliz". Entonces, una mujer nigeriana académica me dijo que el feminismo no pertenecía a nuestra cultura y que el feminismo no era africano, y que me autodenominaba feminista porque estar corrompida por "libros occidentales". Lo que me divirtió, porque muchas de mis primeras lecturas fueron decididamente no feministas. Creo haber leído cada novela publicada de Mills y Boon antes de tener 17 años. Y cada vez que intentaba leer esos libros llamados "los clásicos feministas" me aburría y tenía que esforzarme para terminar de leerlos. Pero como de todos modos el feminismo no era africano, decidí que ahora me denominaría "feminista africana feliz". En un momento era una feminista africana feliz que no odiaba hombres y a quien le gustaba el carmín en los labios y los zapatos altos por gusto propio y no para los hombres.
Por supuesto, mucho de esto era en broma pero esa palabra feminista está muy connotada, tiene una connotación negativa. Odias a los hombres, odias los sostenes, odias la cultura africana, ese tipo de cosas.
Ahora una historia de mi infancia. Cuando estaba en la primaria, mi maestra dijo al principio de curso que haría una prueba a la clase y que quien tuviera la puntuación más alta sería el delegado de la clase. Ser delegado de clase era muy importante. Si uno era delegado de clase, tenía que apuntar los nombres de los revoltosos, lo que daba bastante poder. Pero mi maestra también le daría un bastón para sostener en su mano mientras patrulla por la clase en busca de objetos ruidosos. Por supuesto, no estaba realmente permitido el uso del bastón. Pero fue una actividad muy interesante para mis nueve años. Tenía muchas ganas de ser la delegada de la clase. Y tuve la puntuación más alta en la prueba. Para mi sorpresa, la profesora dijo que el monitor tenía que ser un niño. Se había olvidado de aclararlo antes porque supuso que era... obvio.
Un niño tuvo la segunda puntación más alta en la prueba, y él sería el monitor. Lo que es aún más interesante es que el niño era un alma dulce y suave sin ningún interés en el patrullaje de la clase con el bastón, mientras yo estaba llena de ganas de hacerlo. Pero yo era mujer y él era hombre y así se convirtió en el delegado de la clase. Y nunca he olvidado ese incidente.
A menudo cometo el error de pensar que algo que es obvio para mí es obvio para todos los demás. Ahora, tomemos a mi querido amigo Louis como ejemplo. Louis es un hombre brillante, progresista, y en nuestras conversaciones él me decía: "No sé qué quieres decir con que para las mujeres las cosas son diferentes o más difíciles Tal vez en el pasado, pero no ahora". Y yo no entendía cómo Louis no podía ver lo que parece tan evidente. Entonces, una tarde, en Lagos, Louis y yo salimos con amigos. Y para la gente de aquí que no están familiarizados con Lagos, hay en Lagos ese hábito maravilloso de hombres enérgicos que están fuera de los establecimientos y de manera muy dramática "ayudan" a aparcar tu auto. Estaba impresionada con el teatro particular del hombre que nos encontró una plaza de aparcamiento por la noche. Y así, cuando nos íbamos, decidí dejarle una propina. Abrí mi bolsa, metí la mano en mi bolsa, saqué el dinero que había ganado con mi trabajo y se lo di al hombre. Y él, este hombre que estaba muy agradecido y muy feliz, tomó mi dinero, miró a Louis y dijo: "¡Gracias, señor!"
Louis me miró sorprendido, y le preguntó: "¿Por qué me lo agradeces a mí? Yo no te di el dinero". Entonces vi en la cara de Louis que empezaba a ser consciente. El hombre se creía que todo el dinero que yo tenía en última instancia, provenía de Louis. Porque Louis es hombre.
Los hombres y las mujeres somos diferentes. Tenemos diferentes hormonas, tenemos diferentes órganos sexuales, tenemos diferentes capacidades biológicas. Las mujeres pueden tener bebés, los hombres no pueden. Al menos no todavía.
Los hombres tienen testosterona y, en general, son físicamente más fuertes que las mujeres. Hay levemente más mujeres que hombres en el mundo, alrededor del 52 % de la población mundial es de sexo femenino. Pero la mayoría de las posiciones de poder y prestigio están ocupadas por hombres. La fallecida premio Nobel de la Paz de Kenia, Wangari Maathai, lo dijo en pocas palabras: "Cuanto más se asciende, menos mujeres hay". En las últimas elecciones estadounidenses escuchamos sobre la ley Lilly Ledbetter, y si vamos más allá del nombre bien aliterativo de dicha ley, en realidad se trataba de un hombre y una mujer haciendo el mismo trabajo, siendo igualmente calificados, y el hombre recibía más dinero por ser un hombre.
Así, en el sentido literal, los hombres gobiernan el mundo, y esto tenía sentido hace más de mil años porque los humanos vivían en un mundo donde la fuerza física era el atributo más importante para la supervivencia. La persona físicamente más fuerte era la más probable de liderar y los hombres, en general, son físicamente más fuertes. Por supuesto que hay muchas excepciones.
Pero hoy vivimos en un mundo muy diferente. La persona más probable de liderar no es la persona físicamente más fuerte; es la persona más creativa, la persona más inteligente, la persona más innovadora, y no hay hormonas para esos atributos. Un hombre tiene tanta probabilidad como una mujer de ser inteligente, creativo e innovador. Hemos evolucionado, pero me parece que nuestras ideas de género no han evolucionado.
Hace unas semanas entré en el vestíbulo de uno de los mejores hoteles de Nigeria. Pensé en nombrar el hotel, pero pensé que quizá no debería. Y un guardia en la entrada me detuvo y me hizo preguntas molestas, debido a su suposición automática de que una mujer nigeriana en un hotel solo puede ser una trabajadora sexual. Y por cierto, ¿por qué estos hoteles se centran en el suministro ostensible en lugar de la demanda de los profesionales del sexo? En Lagos no puedo ir sola a muchos bares y clubes de "buena reputación". Simplemente no te dejan entrar si eres mujer y estás sola, tienes que ir acompañada de un hombre. Cada vez que entro en un restaurante de Nigeria con un hombre, el camarero saluda al hombre y me ignora. Los camareros son producto...
-- por esto algunas mujeres sienten: "¡Sí, estoy aquí!" -- Los camareros son producto de una sociedad que les ha enseñado que los hombres son más importantes que las mujeres. Y sé que los camareros no tienen malas intenciones. Pero una cosa es saberlo intelectualmente y otra muy distinta es sentirlo. Cada vez que me ignoran, me siento invisible. Me siento molesta, quiero decirles que yo soy tan humana como el hombre, que yo soy digna de reconocimiento. Estas son pequeñas cosas, pero a veces son las pequeñas cosas las que duelen aún más.
Y no hace mucho tiempo escribí un artículo sobre lo que significa ser joven y mujer en Lagos, y las editoriales me dijeron: "Estabas muy enojada". ¡Por supuesto que estaba enojada!
Estoy enojada. El género como funciona hoy es una grave injusticia. Todos debemos estar enojados. La ira tiene un largo historial de lograr un cambio positivo; pero, además de estar enojada, también tengo esperanza. Porque creo profundamente en la capacidad de los humanos para hacer y rehacerse a sí mismos para mejor.
El género importa en todo el mundo, pero me quiero centrar en Nigeria y en África en general, porque es de lo que sé, y porque es donde está mi corazón. Y me gustaría hoy pedir que empecemos a soñar y planificar para un mundo diferente, un mundo más justo, un mundo de hombres y mujeres más felices y más fieles consigo mismos. Y así debemos empezar: debemos educar de manera diferente a nuestras hijas. También debemos educar a nuestros hijos de forma diferente. Hacemos un flaco favor a los niños con la educación que les damos, ahogamos la humanidad de los niños. Definimos la masculinidad de una manera muy estrecha, la masculinidad se vuelve esta pequeña jaula y encerramos a los niños en la jaula. Enseñamos a los niños a tener miedo al miedo. Enseñamos a los niños a tener miedo a la debilidad, a la vulnerabilidad. Les enseñamos a enmascarar su verdadero ser, porque tienen que ser, como se dice en Nigeria, "¡hombre duro!" En la secundaria, un chico y una chica, ambos adolescentes, ambos con la misma cantidad de dinero en el bolsillo, saldrán y se espera que el chico siempre pague, para demostrar su masculinidad. Y nos preguntamos por qué los niños son más propensos a robar dinero a sus padres.
¿Qué pasaría si se planteara a los niños y las niñas no vincular la masculinidad con el dinero? ¿Qué pasaría si la actitud no fuera "el niño tiene que pagar" sino más bien "el que tenga más debe pagar?" Por supuesto, debido a que la ventaja histórica, en su mayoría son los hombres que tienen más hoy, pero si se educa a los niños de manera diferente, en 50 años, en 100 años, los chicos ya no tendrán la presión de tener que probar esta masculinidad. Pero, con mucho, lo peor que hacemos a los varones, haciéndoles sentir que tienen que ser duros, es que los dejamos con egos muy frágiles. Cuanto más "hombre duro" se siente obligado a ser un hombre, más débil es su ego. Y luego hacemos un flaco favor a las niñas porque las educamos a atender los frágiles egos de los hombres. Enseñamos a las niñas a encogerse, a empequeñecerse, decimos a las niñas: "Puedes tener ambición, pero no demasiada".
"Puedes intentar tener éxito, pero no demasiado, de lo contrario serías una amenaza para el hombre". Si una es el sostén de su relación con un hombre, tiene que fingir que no lo es, sobre todo en público, de lo contrario se le va a castrar.
Pero ¿y si ponemos en duda la premisa en sí misma? ¿Por qué debe el éxito de una mujer ser una amenaza para un hombre? ¿Qué pasa si decidimos simplemente tener voz? Y no creo que haya una palabra en inglés que me guste menos que "castración". Un conocido nigeriano me preguntó una vez si me preocupaba que los hombres se sintieran intimidados por mí. No estaba preocupada en absoluto. De hecho, no se me había ocurrido estar preocupada porque un hombre se sintiera intimidado por mí; es exactamente el tipo de hombre por el que no tendría ningún interés.
(Risas) (Aplausos) Aún así, yo estaba realmente sorprendida por esto. Porque soy mujer, esperan que aspire al matrimonio. Esperan que tome mis decisiones de vida siempre teniendo en cuenta que el matrimonio es lo más importante. Un matrimonio puede ser algo bueno; puede ser una fuente de alegría, amor y apoyo mutuo. Pero ¿por qué enseñamos a las niñas a aspirar al matrimonio y no enseñamos a los niños lo mismo?
Conozco a una mujer que decidió vender su casa porque no quería intimidar a un hombre que quisiera casarse con ella. Conozco una mujer soltera en Nigeria que cuando va a conferencias lleva un anillo de bodas, porque, según ella, quiere que los otros participantes en la conferencia la respeten. Conozco a mujeres jóvenes que están bajo tanta presión de la familia, de los amigos, incluso de trabajo para casarse, que son obligadas a tomar terribles decisiones. Una mujer de cierta edad que no esté casada en nuestra sociedad se enseña a verlo como un fracaso personal profundo. Y un hombre a una cierta edad que no está casado, se ve que no ha llegado su momento para tomar su decisión.
martes, 18 de septiembre de 2018
Esta es la ficha construye t de la semana 4:
Lección 4.3
Este es el link del índice de cuentistas:
lista de autores de cuentos para escoger
NOTA: sí habrá clase el viernes porque tengo mucho que revisar (trataré de revisar ese día todo lo pendiente, además de anotarlo en la lista)
lunes, 10 de septiembre de 2018
martes, 4 de septiembre de 2018
domingo, 2 de septiembre de 2018
Lección 2.3 de Construye-T
En esta semana del 3 al 7 de septiembre, trabajaremos la lección 2 de 12.
Aquí abajo descarga del link el archivo, imprímelo y responde las preguntas en clase según mis indicaciones.
Lección 2.3 de Construye T
Aquí abajo descarga del link el archivo, imprímelo y responde las preguntas en clase según mis indicaciones.
Lección 2.3 de Construye T
lunes, 18 de junio de 2018
GUÍA DE REGULARIZACIÓN DE LEOYE I
A continuación una lista de lecturas y temas para el examen de regularización de LEOYE I:
-Lee el texto de divulgación científica titulado El papel de la muerte en la vida psíquica
-Durante la aplicación del R, elabora una reseña que contemple lo siguiente:
-Párrafo introductorio con información de los autores y del libro donde aparace el capítulo a reseñar.
-Párrafo o párrafos con un resumen de las diferentes secciones del texto.
-Párrafo con el mensaje o asunto que quiere trasmitir (no confundir con resumen).
-Párrafo sobre el lenguaje y los recursos del texto para atraer la atención del lector.
-Párrafo de conclusión
-La reseña debe cumplir con ciertas características formales y de contenido necesarias:
-En ella se debe demostrar que el o la estudiante leyó el texto completo.
-Sangría de primera línea en cada párrafo
-Párrafos de más o menos 100 palabras.
-Poner número de palabras junto a cada párrafo.
-Oraciones separadas con punto y seguido y punto y coma correctamente.
-Más de dos puntos y seguido o dos puntos y coma usados correctamente en cada párrafo.
-Punto y seguido y punto y coma marcados en rojo.
-Lee los textos “Deshoras”, de Julio Cortázar, y la novela Batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco.
-Con ellos elabora una reseña donde compares (señalar similitudes y/o diferencias) ambas obras siguiendo esta estructura:
-Primer párrafo donde hables brevemente de la vida y obra de ambos autores
-Segundo párrafo donde compares la anécdota de cada una.
-Tercer párrafo donde expliques la diferencia entre la estructura u ordenación de los hechos en cada obra.
-Cuarto párrafo para explicar en qué se diferencian o se parecen las obras en el lenguaje o estilo de expresión.
-Quinto párrafo para hablar de cuál podría ser el mensaje o asunto en cada obra. No confundir con anécdota.
-Sexto párrafo de conclusión.
Esta reseña también debe seguir las especificaciones formales y de contenido que se señalan para la reseña antes solicitada.
jueves, 14 de junio de 2018
Guía de los temas a estudiar e investigar para el examen de LEOYE II
Lecturas a realizar en casa para poder contestar el examen de recuperación y escribir lo que se solicite:
-El marciano, de Ray Bradbury
-Tercera expedición, de Ray Bradbury
-Ylla, de Ray Bradbury
-No oyes ladrar los perros 🐶 , de Juan Rulfo
-Es que somos muy pobres, de Juan Rulfo
Para poder analizar y comparar dichos textos, hay que entender las siguientes categorías de anàlisis:
-Tipos de narrador
-Cómo es el lenguaje
-Cuál es la anécdota de una historia
-Cuál es el mensaje o asunto de una historia
-Cuál es el tema de una historia
Asimismo, es importante que se pueda distinguir entre los siguientes elementos de la estructura narrativa:
-Situación inicial
-Detonante o ruptura del equilibrio
-desarrollo
-Nudo
-Desenlace
Estudiar cómo se hacen las citas en formato APA y los tipos:
-Cita directa corta con énfasis en el autor
-Cita directa corta con énfasis en el contenido
-Cita indirecta corta con énfasis en el autor
-Cita indirecta corta con énfasis en el contenido
-Cita directa larga con énfasis en el autor
-Cita directa larga con énfasis en el contenido
Como ves, la cita indirecta larga no existe. Si los apuntes que pedí que anotaran no les sirven, busquen información en internet, en videos, en pdfs, etc.
También estudien el orden en que van las referencias en formato APA. Deben saber cuál es el orden de una referencia según si el documento consultado es:
-Página de internet común
-periódico en línea
-libro impreso
-libro en línea
-artículo de revista en línea.
Las citas y las referencias las practicarán elaborando un breve ensayo sobre “Los jóvenes en México como víctimas y victimarios de la violencia”. Para elaborar el ensayo ustedes deben investigar el tema a fondo y comprender lo siguiente para que puedan reflexionarlo por escrito:
-magnitud del problema ( datos, estadísticas, número de involucrados, número de muertes violentas de jóvenes, consecuencias).
-causas del problema (porque los jóvenes se asesinan unos a otros, por qué se meten a mafias, por qué no estudian, por qué entrar a cárteles, en qué ha fallado la sociedad y el gobierno).
-posibles soluciones (investigar a fondo)
usar páginas serias, traer pequeños fragmentos investigados. O traer la computadora
-El marciano, de Ray Bradbury
-Tercera expedición, de Ray Bradbury
-Ylla, de Ray Bradbury
-No oyes ladrar los perros 🐶 , de Juan Rulfo
-Es que somos muy pobres, de Juan Rulfo
Para poder analizar y comparar dichos textos, hay que entender las siguientes categorías de anàlisis:
-Tipos de narrador
-Cómo es el lenguaje
-Cuál es la anécdota de una historia
-Cuál es el mensaje o asunto de una historia
-Cuál es el tema de una historia
Asimismo, es importante que se pueda distinguir entre los siguientes elementos de la estructura narrativa:
-Situación inicial
-Detonante o ruptura del equilibrio
-desarrollo
-Nudo
-Desenlace
Estudiar cómo se hacen las citas en formato APA y los tipos:
-Cita directa corta con énfasis en el autor
-Cita directa corta con énfasis en el contenido
-Cita indirecta corta con énfasis en el autor
-Cita indirecta corta con énfasis en el contenido
-Cita directa larga con énfasis en el autor
-Cita directa larga con énfasis en el contenido
Como ves, la cita indirecta larga no existe. Si los apuntes que pedí que anotaran no les sirven, busquen información en internet, en videos, en pdfs, etc.
También estudien el orden en que van las referencias en formato APA. Deben saber cuál es el orden de una referencia según si el documento consultado es:
-Página de internet común
-periódico en línea
-libro impreso
-libro en línea
-artículo de revista en línea.
Las citas y las referencias las practicarán elaborando un breve ensayo sobre “Los jóvenes en México como víctimas y victimarios de la violencia”. Para elaborar el ensayo ustedes deben investigar el tema a fondo y comprender lo siguiente para que puedan reflexionarlo por escrito:
-magnitud del problema ( datos, estadísticas, número de involucrados, número de muertes violentas de jóvenes, consecuencias).
-causas del problema (porque los jóvenes se asesinan unos a otros, por qué se meten a mafias, por qué no estudian, por qué entrar a cárteles, en qué ha fallado la sociedad y el gobierno).
-posibles soluciones (investigar a fondo)
usar páginas serias, traer pequeños fragmentos investigados. O traer la computadora
viernes, 1 de junio de 2018
Ejemplo de ensayo con formato APA
Ejemplo de ensayo con formato APA
Es conveniente que este archivo lo descarguen, lo guarden y lo abran desde la carpeta donde lo coloquen, para que se puedan ver todas sus características.
Le adjudiqué un color al autor que tiene su respectiva referencia en la lista del final. Lo remarqué sólo para que se entienda mejor, ustedes no tienen que hacer esas marcas.
No se fijen en errores de redacción, ya que me interesa más que observen cómo meter citas, cómo respaldar una idea propia con cita. También observen cómo ordené los párrafos, la forma en que distribuí las ideas. Piensen que si citan las palabras de la profe Carmen Martínez, pero no las oyeron directamente de Carmen, sino en boca de Verónica La Prefecta, la referencia que aparece al final es la de Verónica La Prefecta. PERO dentro de los párrafos mismos sí debo señalar que lo dijo Carmen Martínez a través de Verónica La Prefecta; para ello la frase "Martínez cit. por La Prefecta". Vean los ejemplos para mayor comprensión. Pregúntenme mañana viernes, si de plano su cabeza es un caos.
Aquí la liga del documento a descargar:
Ejemplo de ensayo en formato APA
Es conveniente que este archivo lo descarguen, lo guarden y lo abran desde la carpeta donde lo coloquen, para que se puedan ver todas sus características.
Le adjudiqué un color al autor que tiene su respectiva referencia en la lista del final. Lo remarqué sólo para que se entienda mejor, ustedes no tienen que hacer esas marcas.
No se fijen en errores de redacción, ya que me interesa más que observen cómo meter citas, cómo respaldar una idea propia con cita. También observen cómo ordené los párrafos, la forma en que distribuí las ideas. Piensen que si citan las palabras de la profe Carmen Martínez, pero no las oyeron directamente de Carmen, sino en boca de Verónica La Prefecta, la referencia que aparece al final es la de Verónica La Prefecta. PERO dentro de los párrafos mismos sí debo señalar que lo dijo Carmen Martínez a través de Verónica La Prefecta; para ello la frase "Martínez cit. por La Prefecta". Vean los ejemplos para mayor comprensión. Pregúntenme mañana viernes, si de plano su cabeza es un caos.
Aquí la liga del documento a descargar:
Ejemplo de ensayo en formato APA
martes, 29 de mayo de 2018
AVISO
Mañana miércoles, en el transcurso de la mañana, subiré el ejemplo que prometí. Hoy la pasé encerrada en la SEC haciendo trámites hasta las 9 de la noche, por eso no terminé el ejemplo de ensayo.
martes, 10 de abril de 2018
El marciano - Ray Bradbury (perdón por subirlo hasta ahora)
El marciano
Las montañas azules se alzaban en la lluvia y la
lluvia caía en los largos canales, y el viejo La Farge y su mujer salieron de
la casa a mirar.
-La primera lluvia de la estación -señaló La
Farge.
-Qué bien -dijo la mujer.
-Bienvenida, de veras.
Cerraron la puerta. Dentro se calentaron las manos
junto a las llamas. Se estremecieron. A lo lejos, a través de la ventana,
vieron que la lluvia centelleaba en los costados del cohete que los había
traído de la Tierra.
-Sólo falta una cosa -dijo La Farge mirándose las
manos.
-¿Qué? -preguntó su mujer.
-Me gustaría haber traído a Tom con nosotros.
-Oh, por favor, Lafe.
-Sí, no empezaré otra vez. Perdona.
-Hemos venido a disfrutar en paz nuestra vejez, no
a pensar en Tom. Murió hace tanto tiempo… Tratemos de olvidarnos de Tom y de
todas las cosas de la Tierra.
La Farge se calentó otra vez las manos, con los
ojos clavados en el fuego.
-Tienes razón. No hablaré de eso nunca más. Pero
echo de menos aquellos domingos, cuando íbamos en automóvil a Green Lawn Park,
a poner unas flores en su tumba. Era casi nuestra única salida.
La lluvia azul caía sobre la casa.
A las nueve se fueron a la cama y se tendieron en
silencio, tomados de la mano, él de cincuenta y cinco años, y ella de sesenta
en la lluviosa oscuridad.
-¿Anna? -llamó La Farge suavemente.
-¿Qué?
-¿Has oído algo?
Los dos escucharon la lluvia y el viento.
-Nada -dijo ella.
-Alguien silbaba.
-No lo he oído.
-De todos modos voy a ver.
La Farge se levantó, se puso una bata, atravesó la
casa y llegó a la puerta de la calle. La abrió titubeando, y la lluvia fría le
cayó en la cara. En la puerta del patio había una figura. Un rayo agrietó el
cielo; una ola de color blanco iluminó un rostro que miraba fijamente a La
Farge.
-¿Quién está ahí? -llamó La Farge, temblando.
No hubo respuesta.
-¿Quién es? ¿Qué quiere?
Silencio.
La Farge se sintió débil, cansado, entumecido.
-¿Quién eres? -gritó, Anna se le acercó y lo tomó
por el brazo.
-¿Por qué gritas?
-Hay un chico ahí fuera en el patio y no me
contesta -dijo La Farge, estremeciéndose-. Se parece a Tom.
-Ven a acostarte, estás soñando.
-Pero mira, ahí está.
Y La Farge abrió un poco más la puerta para que
también ella pudiera ver. Soplaba un viento frío y la lluvia fina caía sobre el
patio, y la figura inmóvil los miraba con ojos distantes. La vieja se adelantó
hacia el umbral.
-¡Vete! -gritó agitando una mano-. ¡Vetee!!
-¿No se parece a Tom? -preguntó La Farge…
La figura no se movió.
-Tengo miedo -dijo la vieja—. Echa el cerrojo y
ven a la cama. Deja eso, déjalo.
Y se fue, gimiendo, hacia el dormitorio.
El viejo se quedó, y el viento le mojó las manos
con una lluvia fría.
-Tom -llamó La Farge en voz baja-. Tom, sí eres
tú, si por un azar eres tú, no cerraré con llave. Si sientes frío y quieres
calentarte, entra más tarde y acuéstate junto a la chimenea; hay allí unas
alfombras de piel.
Cerró la puerta, pero sin echar el cerrojo.
La mujer sintió que La Farge se metía en la cama y
se estremeció.
-Qué noche horrible. Me siento tan vieja…. -dijo
sollozando-.
-Bueno, bueno -la calmó él, abrazándola–… Duerme.
Al cabo de un rato la mujer se durmió.
Y entonces La Farge alcanzó a oír que la puerta se
abría, casi en silencio, dejaba entrar el viento y la lluvia, y se cerraba otra
vez. Luego oyó unos pasos blandos que se acercaban a la chimenea, y una
respiración muy suave.
-Tom -dijo.
Un rayo estalló en el cielo y abrió en dos la
oscuridad.
A la mañana siguiente, el sol calentaba.
El señor La Farge abrió la puerta de la sala y
miró rápidamente alrededor. No había nadie sobre la alfombra. La Farge suspiró:
-Estoy envejeciendo.
Salía de la casa hacia el canal, en busca de un
balde de agua clara, cuando casi derribó a Tom, que ya traía un balde Reno.
-Buenos días, papá.
El viejo se tambaleó.
-Buenos días, Tom.
El chico, descalzo, cruzó de prisa el cuarto, dejó
el balde en el suelo y se volvió sonriendo.
-¡Qué día más hermoso!
-Sí -dijo La Farge, estupefacto.
El chico actuaba con naturalidad. Se inclinó sobre
el balde y comenzó a lavarse la cara.
La Farge dio un paso adelante.
-Tom, ¿cómo viniste aquí? ¿Estás vivo?
El chico alzó la mirada.
El chico alzó la mirada.
-¿No tendría que estarlo?
-Pero, Tom… Green Lawn Park todos los domingos,
las flores y… La Farge tuvo que sentarse. El chico se le acercó y le tomó la
mano. La mano de Tom era cálida y firme.
-¿Estás realmente aquí? ¿No es un sueño??< -Tú
quieres que esté aquí, ¿no? -El chico parecía preocupado. -Sí, sí, Tom.
-Entonces, ¿por qué me preguntas? Acéptame… -Pero tu madre… la impresión… -No
te preocupes. Estuve a vuestro lado, cantando, toda la noche, y me aceptaréis,
especialmente ella. Espera a que venga y lo verás. Tom se echó a reír
sacudiendo la cabeza de rizado pelo cobrizo. Tenía ojos muy azules y claros. La
madre salió del dormitorio recogiéndose el pelo. -Buenos días. Lafe, Tom. ¡Qué
hermoso día! Tom se volvió hacia su padre y se le rió en la cara. -¿Ves?
Almorzaron muy bien, los tres, a la sombra de detrás de la casa. La señora La
Farge descorchó una vieja botella de vino de girasol, que había apartado en
otro tiempo, y todos bebieron un poco. El señor La Farge nunca la había visto
tan contenta. Si Tom la preocupaba, no lo demostró. Para ella era algo completamente
natural. La Farge comenzó a pensar también que era natural. Mientras mamá
lavaba los platos, La Farge se inclinó hacia su hijo y le preguntó con aire de
confidencia: -¿Cuántos años tienes, hijo? -¿No lo sabes? Catorce, por
supuesto.>
-¿Quién eres, realmente? No es posible que seas Tom, pero eres alguien. ¿Quién?
-¿Quién eres, realmente? No es posible que seas Tom, pero eres alguien. ¿Quién?
Atemorizado, el chico se llevó las manos a la
cara.
-No preguntes.
-Puedes decírmelo -dijo el hombre-. Lo
comprenderé. Eres un marciano, ¿no es cierto? He oído historias de los
marcianos, pero nada definido. Dicen que son muy raros y que cuando andan entre
nosotros parecen terrestres. Hay algo en ti… Eres Tom y no eres Tom.
-¿Por qué no me aceptas y callas? ~gritó el chico
hundiendo la cara entre las manos-. No dudes, por favor, ¡no dudes de mí!
Se levantó de la mesa y echó a correr.
-¡Tom, vuelve!
El chico corrió a lo largo del canal, hacia el
pueblo lejano.
-¿Adónde va Tom? -preguntó Anna que regresaba a a
buscar el resto de los platos. Miró atentamente a su marido-. ¿Le has dicho
algo desagradable?
—Anna-dijo el señor La Farge tomándole una mano-.
Anna, ¿te acuerdas de Green Lawn Park, del mercado, de Tom enfermo de neumonía?
La mujer se echó a reír.
-¿Qué dices?
-No importa, contestó La Farge en voz baja.
A lo lejos, el polvo se posaba a orillas del canal
por donde había pasado Tom.
Tom volvió a las cinco de la tarde, cuando el sol
se ponía. Miró indeciso a su padre.
-¿Me vas a preguntar algo? -quiso saber…< -Nada
de preguntas -dijo La Farge. El chico sonrió con una sonrisa blanca.
-Estupendo. -¿Dónde has estado? -Cerca del pueblo. Casi no vuelvo. He estado a
punto de caer en una… -el chico buscaba la palabra exacta-, en una trampa.
-¿Cómo en una trampa? -Pasaba al lado de una casita de chapas de zinc, cerca
del canal y de pronto pensé que me perdía y que no volvería a veros. No sé cómo
explicártelo, no encuentro cómo, ni siquiera yo mismo lo sé. Es raro, pero
prefiero no hablar de eso ahora. -No hablemos entonces. Lávate las manos, es
hora de cenar. El chico corrió a lavarse. Unos diez minutos más tarde, una
lancha se acercó por la serena superficie de las aguas. Un hombre alto y flaco,
de pelo negro, la impulsaba con una pértiga, moviendo lentamente los brazos.
-Buenas tardes, hermano La Farge -dijo deteniéndose. -Buenas tardes, Saúl. ¿Qué
se cuenta por aquí? -Esta noche, muchas cosas. ¿Conoces a un tal Nomland que
vive al borde del canal en una casa de chapas? La Farge se enderezó. -Sí.
-¿Sabías que era un granuja? -Se dijo que salió de la Tierra porque había
matado a un hombre. Saúl se apoyó en la pértiga mojada y miró a La Farge.
-¿Recuerdas el nombre del muerto? -Gillings, ¿no? -Sí, Gillings. Pues bien,
hace unas dos horas el señor Nomland llegó al pueblo gritando que había visto a
Gillings, vivo, aquí, en Marte, hoy, esta misma tarde. Nom1and quería
esconderse en la cárcel, pero no lo dejaron. De modo que volvió a su casa y
veinte minutos después, dicen, se pegó un tiro. Vengo ahora de allí. -Bueno,
bueno -dijo La Farge. -Ocurren unas cosas… -dijo Saúl-. En fin, buenas noches,
La Farge. -Buenas noches. La lancha se alejó por las serenas aguas del canal.
-La cena está lista -llamó la mujer. >
El señor La Farge se sentó a la mesa y cuchillo en mano miró a Tom.
El señor La Farge se sentó a la mesa y cuchillo en mano miró a Tom.
~Tom, ¿qué has hecho esta tarde?
-Nada -contestó Tom con la boca llena—-… ¿Por qué?
-Quería saber, nada más -dijo el viejo poniéndose
la servilleta.
A las siete, aquella misma tarde, la señora La
Farge dijo que quería ir al pueblo.
-Hace tres meses que no voy.
Tom se negó.
-El pueblo me da miedo -dijo-. La gente… No quiero
ir.
-Pero cómo -dijo Anna-, qué palabras son ésas para
tamaño grandullón. No te haré caso. Vendrás con nosotros. Yo lo digo.
-Pero Anna, si el chico no quiere… -farfulló La
Farge.
Pero era inútil discutir. Anna los empujó a la
lancha y remontaron el canal bajo las estrellas nocturnas. Tom estaba tendido
de espaldas, con los ojos cerrados; era imposible saber si dormía o no. El
viejo lo miraba fijamente. ¿Qué criatura es ésta, pensaba, tan necesitada de
cariño como nosotros? ¿Quién es y qué es esta criatura que sale de la soledad,
se acerca a gentes extrañas y asumiendo la voz y la cara del recuerdo se queda
al fin entre nosotros, aceptada y feliz? ¿De qué montaña procede, de qué
caverna, de qué raza, aún viva en este mundo cuando los cohetes Regaron de la
Tierra? El viejo meneó la cabeza. Era imposible saberlo. Por ahora aquello era
Tom.
El viejo miró con aprensión el pueblo lejano, y
pensó otra vez en Tom y en Anna. Quizá nos equivoquemos al retener a Tom, se
dijo a sí mismo, pues de todo esto no saldrá otra cosa que preocupaciones y
penas, pero cómo renunciar a lo que hemos deseado tanto aunque se quede sólo un
día y desaparezca, haciendo el vacío más vacío, y las noches más oscuras y las
noches lluviosas más húmedas. Quitamos esto sería como quitarnos la comida de
la boca.
Y miró al chico, que dormitaba pacíficamente en el
fondo de la lancha. El chico se quejó, como en una pesadilla
-La gente. Cambiar y cambiar. La trampa…<
-Calma, calma -dijo La Farge acariciándole el pelo
rizado.
Tom se calló.
La Farge ayudó a Anna y a Tom a salir de la
lancha.
-¡Aquí estamos!
Anna sonrió a las luces, escuchó la música de los
bares, los pianos, los gramófonos, observó a la gente que paseaba tomada del
brazo por las calles animadas.
-Quiero volver a casa -dijo Tom.
-Antes no hablabas así -dijo Anna-. Siempre te
gustaron las noches de sábado en el pueblo.
-No te apartes de mí -le susurró Tom a La Farge-.
No quiero caer en una trampa.
Anna alcanzó a oírlo.
-¡Deja de decir esas cosas! Vamos.
La Farge advirtió que Tom le había tomado la mano.
-Aquí estoy, Tom -dijo apretando la mano del
chico. Miró a la muchedumbre que iba y venía y sintió, también, cierta
inquietud-. No nos quedaremos mucho tiempo.
-No digas tonterías, no nos iremos antes de las
once -dijo Anna.
Cruzaron una calle y tropezaron con tres
borrachos. Hubo un momento de confusión, una separación, una media vuelta, y La
Farge miró consternado alrededor. Tom no estaba entre ellos.
-¿Adónde ha ido? -preguntó Anna, irritada—.
Aprovecha cualquier ocasión para escaparse. ¡Tom!
El señor La Farge corrió entre la muchedumbre,
pero Tom había desaparecido.
-Ya volverá. Estará en la lancha cuando nos vayamos
~afirmó Anna, guiando a su marido hacia el cinematógrafo.
De pronto, hubo una conmoción en la muchedumbre, y
un hombre y una mujer pasaron corriendo junto a La Farge. La Farge los
reconoció. Eran Joe Spaulding y su mujer. Antes de que pudiera hablarles, ya
habían desaparecido.
Sin dejar de mirar ansiosamente hacia la calle,
compró las entradas y entró de mala gana en la poco acogedora oscuridad.
A las once, Tom no estaba en el embarcadero. La
señora La Farge se puso muy pálida.
-No te preocupes. Yo lo encontraré. Espera aquí
-dijo La Farge.
-Date prisa.
La voz de Anna murió en la superficie rizada del
agua.
La Farge caminó por las calles nocturnas, con las
manos en los bolsillos. Las luces de alrededor se iban apagando, una a una.
Unas pocas gentes se asomaban todavía a las
ventanas pues la noche era calurosa, aunque unas nubes de tormenta pasaban de
vez en cuando por el cielo estrellado. Mientras caminaba, La Farge pensaba en
el chico, en sus constantes alusiones a una trampa, en el miedo que tenía a las
muchedumbres y las ciudades. Esto no tiene sentido, reflexionó con cansancio.
Tal vez el chico se ha ido para siempre, tal vez no ha existido nunca. La Farge
dobló por una determinada callejuela, observando los números.
-Hola, La Farge.
Un hombre estaba sentado en el umbral de una
puerta, fumando una pipa.
-Hola, Mike.
-¿Has peleado con tu mujer? ¿Estás calmándote con
una caminata?
-No, paseo nada más.
-Parece que se te hubiera perdido algo. AA
propósito. Esta noche encontraron a alguien. ¿Conoces a Joe Spaulding? ¿Te
acuerdas de su hija Lavinia?
-Sí.
La Farge se sintió traspasado de frío. Todo era
como un sueño repetido. Ya sabía qué palabras vendrían ahora.
-Lavinia volvió a casa esta noche -dijo Mike, y
arrojó una bocanada de humo-. ¿Recuerdas que se perdió hace cerca de un mes en
los fondos del mar muerto? Encontraron un cadáver que podría ser el suyo y
desde entonces la familia Spaulding no ha estado bien. Spaulding iba de un lado
a otro diciendo que Lavinia no había muerto, que aquel cadáver no era ella.
Parece que tenía razón. Lavinia apareció esta noche.
La Farge sintió que le faltaba el aire, que el
corazón le golpeaba el pecho.
-¿Dónde?
-En la calle principal. Los Spaulding estaban
comprando entradas para una función y de pronto vieron a Lavinia entre la
gente. Qué impresión la de ellos, imagínate. Al principio Lavinia no los
reconoció; pero la siguieron calle abajo y le hablaron y entonces ella recobró
la memoria.
-¿La has visto?
-No, pero la he oído cantar. ¿Recuerdas con qué
gracia cantaba Las bonitas orillas del lago Lomond? La oí hace un rato allá en
la casa gorjeando para su padre. Es muy agradable oírla. Una muchacha
encantadora. Era lamentable que se hubiera muerto. Ahora que ha regresado, todo
es distinto. Pero oye, qué te pasa, no te veo muy bien. Entra y te serviré un
whisky…
-No, gracias, Mike.
La Farge se alejó calle abajo. Oyó que Mike le
daba las buenas noches y no contestó. Tenía la mirada fija en una casa de dos
plantas con el techo de cristal donde serpenteaba una planta marciana de flores
rojas. En la parte trasera de la casa, sobre el jardín, había un retorcido
balcón de hierro. Las ventanas estaban iluminadas. Era muy tarde, y La Farge
seguía pensando: «¿Cómo se sentirá Anna si no vuelvo con Tom? “¿Cómo recibirá este
segundo golpe, esta segunda muerte? ¿Se acordará de la primera y a la vez de
este sueño y de esta desaparición repentina? Oh Dios, tengo que encontrar a
Tom, ¿o qué va a ser de Anna? Pobre Ana, me está esperando en el embarcadero».
La Farge se detuvo y levantó la cabeza. En alguna parte, allá arriba, unas
voces daban las buenas noches a otras voces muy dulces. Las puertas se abrían y
cerraban, se apagaban las luces y continuaba oyéndose un canto suave. Un
momento después una hermosa muchacha, de no más de dieciocho años, se asomó al
balcón.
La Farge la llamó a través del viento que
comenzaba a levantarse.
La muchacha se volvió y miró hacia abajo.
-¿Quién está ahí?
-Yo -dijo el viejo La Farge, y notando que esta
respuesta era tonta y rara, se calló y los labios se le movieron en silencio.
¿Qué podía decir? ¿«Tom, hijo mío, soy tu padre»?
¿Cómo le hablaría? La muchacha pensaría que estaba loco y llamaría a la
familia.
La figura se inclinó hacia delante, asomándose a
la luz ventosa.
-Sé quién eres -dijo en voz baja—. Por favor,
vete. No hay nada que pueda hacer por ti.
-¡Tienes que volver! -Las palabras se lee
escaparon a La Farge.
La figura iluminada por la luz de la luna se
retiró a la sombra, donde no tenía identidad, donde no era más que una voz.
-Ya no soy tu hijo. No teníamos que haber venido
al pueblo.
-¡Anna espera en el embarcadero!
-Lo siento -dijo la voz tranquila-. Pero ¿qué
puedo hacer? Soy feliz aquí; me quieren tanto como vosotros. Soy lo que soy y
tomo lo que puedo. Ahora es demasiado tarde. Me han atrapado.
-Pero, y Anna… Piensa qué golpe será para ella.
-Los pensamientos son demasiado fuertes en esta
casa; es como estar en la cárcel. No puedo cambiar otra vez.
-Eres Tom, eras Tom, ¿verdad? ¡No estarás
bromeando con un viejo! ¡No serás realmente Lavinia Spaulding!
-No soy nadie; soy sólo yo mismo. Dondequiera que
esté soy algo, y ahora soy algo que no puedes impedir.
-No estás seguro en el pueblo. Estarás mejor en el
canal, donde nadie puede hacerte daño -suplicó el viejo.
-Es cierto. -La voz titubeó-. Pero he de pensar en
ellos. ¿Qué sentirían mañana al despertar cuando vieran que me fui de nuevo, y
esta vez para siempre? Además, la madre sabe lo que soy; lo ha adivinado como
tú. Creo que todos lo adivinaron, aunque no hicieron preguntas. Cuando no se
puede tener la realidad, bastan los sueños. No soy quizá la muchacha muerta,
pero soy algo casi mejor, el ideal que ellos imaginaron. Tendría que elegir
entre dos víctimas: ellos o tu mujer.
-Ellos son cinco, lo soportarían mejor que
nosotros.
-¡Por favor! -dijo la voz—. Estoy cansada.
La voz del viejo se endureció.
~Tienes que venir. No puedo permitir que Anna
sufra otra vez. Eres nuestro hijo. Eres mi hijo, y nos perteneces.
La sombra tembló.
-¡No, por favor!
-No perteneces a esta casa ni a esta gente.
-No. No.
-Tom, Tom, hijo mío, óyeme. Vuelve. Baja por la
parra. Ven, Anna te espera; tendrás un hogar, y todo lo que quieras.
El viejo alzaba los ojos esperando el milagro.
Las sombras se movieron, la parra crujió
levemente.
Y al fin la voz dijo:
-Bueno, papá.
-¡Tom!
La ágil figura de un niño se deslizó por la parra
a la luz de las lunas. La Farge abrió los brazos para recibirlo.
Una habitación se iluminó arriba, y en una ventana
enrejada dijo una voz:
-¿Quién anda ahí?
-Date prisa, hijo mío.
Más luces, más voces:
-¡Alto o hago fuego! ¿No te ha pasado nada, Vinny?
El ruido de pasos precipitados.
El hombre y el chico corrieron por el jardín.
Sonó un disparo. La bala dio en la pared en el
momento en que cerraban el portón.
-Tom, vete por ahí. Yo iré por aquí para
despistarlos. Corre al canal. Allí estaré dentro de diez minutos.
Se separaron. La luna se ocultó detrás de una
nube. El viejo corrió en la oscuridad.
-Anna, ¡aquí estoy!
La vieja, temblando, lo ayudó a salvar a la
lancha.
-¿Dónde está Tom?
-Llegará en un minuto -jadeó La Farge.
Se volvieron y miraron las calles del pueblo dormido. Aún había alguna gente: un policía, un sereno, el piloto de un cohete, varios hombres solitarios que regresaban de alguna cita nocturna, dos parejas que salían de un bar riéndose. Una música sonaba débilmente en alguna parte.
Se volvieron y miraron las calles del pueblo dormido. Aún había alguna gente: un policía, un sereno, el piloto de un cohete, varios hombres solitarios que regresaban de alguna cita nocturna, dos parejas que salían de un bar riéndose. Una música sonaba débilmente en alguna parte.
-¿Por qué no viene? -preguntó la vieja.
-Ya vendrá, ya vendrá.
-Ya vendrá, ya vendrá.
Pero La Farge estaba inquieto. ¿Y si el niño
hubiera sido atrapado otra vez, de algún modo, en alguna parte, mientras corría
hacia el embarcadero, por las calles de medianoche, entre las casas oscuras?
Era un trayecto muy largo, aun para un chico; sin embargo ya tenía que haber
llegado.
Y entonces, lejos, en la avenida iluminada por las
lunas alguien corrió.
La Farge gritó y calló en seguida, pues allá lejos
resonaron también unas voces y otros pasos apresurados. Las ventanas se
iluminaron una a una. La figura solitaria cruzó rápidamente la plaza,
acercándose al embarcadero. No era Tom; no era más que una forma que corría,
una forma con un rostro de plata que resplandecía a la luz de las lámparas,
agrupadas en la plaza. Y a medida que se acercaba, la forma se hizo más y más
familiar, y cuando llegó al embarcadero ya era Tom. Anna le tendió los brazos.
La Farge se apresuró a desanudar las amarras.
Pero ya era demasiado tarde. Un hombre, otro, una
mujer, otros dos hombres y Spaulding aparecieron en la avenida y atravesaron de
prisa la plaza silenciosa. Luego se detuvieron, perplejos. Miraron asombrados
alrededor, como si quisieran volverse atrás. Todo les parecía ahora una
pesadilla, una verdadera locura. Pero se acercaron, titubeando, deteniéndose y
adelantándose.
Era ya demasiado tarde. La noche, la aventura,
todo había terminado. La Farge retorció la amarra entre los dedos. Se sintió
desalentado y solo. La gente alzaba y bajaba los pies a la luz de la luna,
acercándose rápidamente, con los ojos muy abiertos, hasta que todos, los diez
llegaron al embarcadero. Se detuvieron, lanzaron unas miradas aturdidas a la
lancha, y gritaron.
-¡No se mueva, La Farge!
Spaulding tenía un arma.
Todo era evidente ahora. Tom atraviesa rápidamente
las calles iluminadas por las lunas, solo, cruzándose con la gente. Un policía
descubre la figura veloz. El policía gira sobre sí mismo, ve el rostro,
pronuncia un nombre y echa a correr. ¡Alto! Había reconocido a un criminal. Y
en todo el trayecto, la misma escena: hombres aquí, mujeres allá, serenos,
pilotos de cohete. La fugitiva figura era todo para ellos, todas las
identidades, todas las personas, todos los nombres. ¿Cuántos nombres diferentes
se habían pronunciado en los últimos cinco minutos? ¿Cuántas caras diferentes,
ninguna verdadera, se habían formado en la cara de Tom?
Y en todo el trayecto el perseguido y los
perseguidores, el sueño y los soñadores, la presa y los perros de presa. En
todo el trayecto la revelación repentina, el destello de unos ojos familiares,
el grito de un viejo, viejo nombre, los recuerdos de otros tiempos, la
muchedumbre cada vez mayor. Todos lanzándose hacia delante mientras, como una
imagen reflejada en diez mil espejos, diez mil ojos, el sueño fugitivo viene y
va, con una cara distinta para todos, los que le preceden, los que vienen
detrás, los que todavía no se han encontrado con él, los aún invisibles.
Y ahora todos estaban allí, al lado de la lancha,
reclamando sus sueños. «Del mismo modo -pensó La Farge-, nosotros queremos que
sea Tom, y no Lavinia, no William, ni Roger, ni ningún otro. Pero todo ha
terminado. Esto ha ido demasiado lejos.»
-¡Salgan todos de la lancha! -les ordenó
Spaulding.
Tom saltó al embarcadero. Spaulding lo tomó por la
muñeca.
-Tú vienes a casa conmigo. Lo sé todo.
-Espere -dijo el policía-. Es mi prisionero. Se llama Dexten Lo buscan por asesinato.
-Espere -dijo el policía-. Es mi prisionero. Se llama Dexten Lo buscan por asesinato.
-¡No! -sollozó una mujer—. ¡Es mi marido! ¡Creo
que puedo reconocer a mi marido!
Otras voces se opusieron. El grupo se acercó.
La señora La Farge se puso delante de Tom.
-Es mi hijo. Nadie puede acusarlo. ¡Ya nnoos
íbamos a casa!
Tom, mientras tanto, temblaba y se sacudía con
violencia. Parecía enfermo. El grupo se cerró, exigiendo, alargando las manos,
aferrándose a Tom.
Tom gritó.
Y ante los ojos de todos, comenzó a transformarse.
Fue Tom, y James, y un tal Switchman, y un tal Butterfield; fue el alcalde del
pueblo, y una muchacha, Judith; y un marido, William; y una esposa, Clarisse.
Como cera fundida, tomaba la forma de todos los pensamientos. La gente gritó y
se acercó a él, suplicando. Tom chilló, estirando las manos, y el rostro se le
deshizo muchas veces.
-¡Tom! -gritó La Farge.
-¡Alicia! -llamó alguien.
-¡Wffliam!
Le retorcieron las manos y lo arrastraron de un
lado a otro, hasta que al fin, con un último grito de terror, Tom cayó al
suelo.
Quedó tendido sobre las piedras, como una cera
fundida que se enfría lentamente, un rostro que era todos los rostros, un ojo
azul, el otro amarillo; el pelo castaño, rojo, rubio, negro, una ceja espesa,
la otra fina, una mano muy grande, la otra pequeña.
Nadie se movió. Se llevaron las manos a la boca.
Se agacharon junto a él.
-Está muerto -dijo al fin una voz.
Empezó a llover.
La lluvia cayó sobre la gente, y todos alzaron los
ojos. Lentamente, y después más de prisa, se volvieron, dieron unos pasos, y
echaron a correr, dispersándose. Un minuto después, la plaza estaba desierta.
Sólo quedaron el señor La Farge y su mujer, horrorizados, cabizbajos, tomados
de la mano.
La lluvia cayó sobre el rostro irreconocible.
Anna no dijo nada, pero empezó a llorar.
-Vamos a casa, Anna. No hay nada que podamos hacer
-dijo el viejo.
Subieron a la lancha y se alejaron por el canal,
en la oscuridad. Entraron en la casa, encendieron la chimenea y se calentaron las
manos. Se acostaron, y juntos, helados y encogidos, escucharon la lluvia que
caía otra vez sobre el techo.
-¡Escucha! -dijo La Farge a medianoche-… ¿Has oído
algo?
-Nada, nada.
-Voy a mirar, de todos modos.
Atravesó a tientas el cuarto oscuro, y esperó
algún tiempo al lado de la puerta de la calle.
Al fin abrió y miró afuera.
La lluvia caía desde el cielo negro, sobre el
patio desierto, sobre el canal y entre las montañas azules.
La Farge esperó cinco minutos y después,
suavemente, con las manos húmedas, entró en la casa, cerró la puerta y echó el
cerrojo.
viernes, 23 de marzo de 2018
Vendrán lluvias suaves o Llegarán lluvias suaves
Este es el video inspirado en un cuento "Llegarán lluvias suaves" o "Vendrán lluvias suaves" de Crónicas marcianas.
La canción del tocadiscos es hermosa. Busquen por qué se llama así el cuento.
lunes, 12 de marzo de 2018
"Tercera expedición" para imprimir
En el link hallarán una versión completa de "Tercera Expedición":
Ustedes pueden copiarlo a un documento de word y cambiar la letra.
martes, 6 de marzo de 2018
Ejemplo de texto argumentativo simple
LO QUE ESTÁ EN ROJO SON COMENTARIOS ACERCA DE LA FORMA EN QUE ESCRIBO EL TEXTO.
LAS NEGRITAS SON LOS ARGUMENTOS O
IDEAS PRINCIPALES. OBSERVEN CÓMO LA IDEA PRINCIPAL SE DICE DE FORMA GENERAL EN
CADA PÁRRAFO Y LAS IDEAS SECUNDARIAS DESARROLLAN Y EXPLICAN ESA IDEA PRINCIPAL.
Uniforme: la vestimenta de los “borregos”
En muchas ocasiones, los maestros y prefectos nos llaman la atención
por la forma en que solemos vestirnos para ir a clases. Somos amonestados cuando una de nuestras
prendas del uniforme no es 100% del estilo o color requerido.
Cuando simplemente no lo portamos –por las razones que se te ocurran-, nos
impiden la entrada a la clase. Asimismo, si no llevamos el cabello de cierta
forma solemos ser objeto de reprensiones o castigos. El uniforme parece un elemento determinante en nuestro aprendizaje. ¿Es esto así en todos los
países? ¿Es realmente muy importante para nuestra formación el uso del uniforme?
De una vez lo digo, portar un uniforme para mí no es determinante en el
objetivo de hacernos buenos ciudadanos y ciudadanas, y para demostrarlo desarrollaré
algunas razones. COMO VEN, INICIO EXPLICANDO EL PROBLEMA,
EXPLICO EL CONTEXTO, LO RELACIONO CON LA VIDA COTIDIANA DE LOS ESTUDIANTES –ADOPTO
LA VOZ DE UN ESTUDIANTE. TAMBIÉN HAGO VARIAS PREGUNTAS CON EL FIN DE QUE EL
LECTOR TAMBIÉN SE LAS HAGA.
Para empezar, un uniforme no permite el
libre desarrollo de la personalidad; impide que el joven o adolescente muestre
su individualidad y sea apreciado por ella. Todos los individuos tenemos
derecho a que no nos confundan con otro, a que consideren que contamos con
nuestra forma especial de ser y de ver el mundo; eso se podría percibir mejor
si usáramos la ropa que más nos plazca. Un maestro o docente tampoco querría que
se le impusiera una forma de vestir o de portar el cabello que no le agrede, o
que no lo defina. Si una maestra no aceptaría cortar su pelo largo (o dejarlo
crecer cuando lo tiene corto), entonces,
¿por qué sí lo tenemos que hacer nosotros? El corte de cabello con un estilo
obligatorio es un ejemplo de cómo se nos exige vernos “uniformes”, es un
ejemplo de cómo se nos pide ser iguales a los otros, cuando claramente somos
muy diversos. EN ESTAS ÚLTIMAS DOS IDEAS SECUNDARIAS,
LLEVO AL EXTREMO LO ABSURDO QUE SERÍA APLICAR EL UNIFORME O LA UNIFORMIDAD EN
OTROS CONTEXTOS.
Una segunda razón es que los uniformes
suelen ser incómodos y la incomodidad no ayuda en el aprendizaje. Las mujeres
son obligadas en muchas escuelas a portar faldas incluso en invierno. Si en
verano a los varones les apetece traer las piernas descubiertas con un short
para aligerar el calor, no pueden cumplir su deseo porque las reglas escolares lo impiden. ¿Cómo podemos en esas condiciones estar cómodos y listos para
aprender? Trabajar con prendas que no te hacen sentir bien, que no te permiten
tener la movilidad que quisieras, dudo que sea la mejor forma de
desarrollarte.
Si supiéramos el origen de la costumbre de
usar uniformes tampoco estaríamos de acuerdo con ellos…
LES ACABO DE DAR ejemplos de
párrafos con argumento PARA QUE SE DEN UNA IDEA DE CÓMO DESARROLLARLOS. LO QUE
SIGUE DESPUÉS DEL PRIMER PUNTO Y SEGUIDO DE CADA PÁRRAFO SON LAS IDEAS
SECUNDARIAS QUE EJEMPLIFICAN ESOS ARGMENTOS, LOS DESARROLLAN, DICEN SUS
CONSECUENCIAS, ETC.
En
definitiva, todos los argumentos expuestos refuerzan la idea de que el
uniforme es un peligro para nuestro desarrollo. Como ya lo dije, nos impide ser
reconocidos por nuestra personalidad. En segundo término, no está demostrado
que nos ayude en nuestro aprendizaje. Lo que busca es hacernos una horda de
seres obedientes a un orden, apagar nuestra creatividad y acostumbrarnos a un
sistema de poder que ama el orden, incluso cuando a veces este orden no tiene
una función. ETC.
ESTA CONCLUSIÓN ES LA TÍPICA
SÍNTESIS DE LO DICHO ANTERIORMENTE. SE RETOMA LO PRINCIPAL DEL TEXTO DICHO CON
OTRAS PALABRAS PARA REFORZAR AÚN MÁS UNA POSTURA.
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